La historia del niño que se fue a la villa y perdió su silla

Los domingos es un día diferente aquí en el mercado, no hay proveedores, no hay pedidos que recibir, el alcohol fluye entre los locatarios, hay mas gente que los demás días, pero eso no significa que haya mas trabajo, pero si mas entrada de precioso dinero y también, y a lo que iba primero, hay mujeres.
Los domingos vienen las “fresitas”, morras que vienen desde lejos a pasar la mañana con sus familias. Hoy es viernes, pero es día festivo y por lo tanto las adineradas familias que vienen desde lejos acuden al mercado y comparado con lo que estamos acostumbrados a ver en la semana normal, ver a sus hijitas es un festín que no se puede dejar pasar.
Están los locatarios imbéciles que les gritan cualquier estupidez al pasar, cosas que en verdad molestan por su mal gusto. Incluso existen claves para llamarse de un macho a otro si alguna mujer bella pasa en medio de la calle, como por ejemplo, pasa una mujer con grandes senos: -Wey, tienes bolsas “GRANDES”. –¿De cuales?. – ¡!!De las de AGARRAdera¡¡¡. –¿Cuantos?. - ¡!!DOS kilotes¡¡¡.
No se cual sea en verdad la intención de dichas acciones por parte de los idiotas, pero no creo que ninguna de estas morritas quisiera coger con un pendejo de este tipo.
Por mi parte yo nomás veo y en ocasiones me divierto con las reacciones de esas mujeres sabiendo que aunque podría verme algo diferente por el hecho de no verme como energúmeno y podría tener alguna chance de acercarme y platicar de algo y luego haber que sale con alguna de ellas (Iba a poner: “de acercarme y tratar de cojerme a alguna” pero me vería realmente mal frente a mis lectores), pero no, yo prefiero tan solo un juego de miradas, o tal vez un “que linda estás” a alguna de ellas, pero platicar no, por que se que si conozco a alguna algún día le preguntaré acerca de sus gustos musicales y la respuesta que recibiré indudablemente será “me gusta la banda” y todos mis sueños y esperanzas respecto a ella se irán como un pedo bien tronado que se pierde en el aire con todo y su fétido olor a cebollitas asadas.
Con las mujeres “locales” pasa lo mismo. Hay mujeres bellas en el mercado.
Está Alejandrita, la de la carnicería, tiene 20 años, flaquita, morenita, chaparrita, muy linda ella,., pero..,.,., le gusta la banda.
Luego la que trabaja en la distribuidora de miel, creo que se llama Paty, tiene las mejores piernas que he visto, lo mejor es cuando se pone falda. Paso a diario por su trabajo, le sonrío, ella me sonríe, pocas veces he intercambiado palabras con ella,., paso de largo,.,., ,mmm,., ,., el miércoles la ví comprando un disco de reguetón.
También está Karina, la de los jugos, tiene 15 años, parece de 20, tiene lindo trasero.,., le gusta la banda y el reguetón.
Luego hay dos señoras como de treinta años, ellas son clientas y me dan todas las señales y mas para que me fije en ellas, aparte de que están casadas y no me gustan ese tipo de riesgos (aun), y menos en un barrio tan peligroso, el otro día una estaba comprando un disco de Luis miguel y la otra uno de banda en el tianguis,.,.,.,.
Mejor dejo de escribir y mejor me pongo a disfrutar de la vista de día festivo, que a está hora es cuando vienen mas “fresitas”
(El título nomás fué pa captar su atención)